Son también solo algunos casos de los pibes que no llegaron. Los que llegaron, en cambio, son los sobrevivientes. A los primeros la sociedad les soltó la mano. A los otros se las toma como ídolos. Cuando Francia ganó Rusia 2018 se habló de la doble moral, de cómo esos hijos de inmigrantes, eran abrazados por los franceses como campeones. A otros inmigrantes, a los que no llegaron a ser futbolistas, se los persigue. Lo mismo se decía con la Francia de 1998. El multiculturalismo como farsa.